martes, 6 de agosto de 2013

EL ARCO-IRIS NO ES GAY

Antes de que Gilbert Baker en los años 60's difundiera el arco-iris ( sin color añil ) como símbolo del activismo gay en su lucha por la consecución de los derechos civiles, Isaac Newton y antes que éste , René Descartes, examinaron con detalle las condiciones atmosféricas que permiten la aparición en el cielo del espectro visible de las frecuencias de la luz. Todavía, que el autor de esta misiva sepa, ningún movimiento pro-gay ha denunciado a Newton por apropiación indebida de un símbolo tan caro al movimiento homosexualista. Tampoco, ninguna fundación colega, ha considerado que investigar sobre la naturaleza ondulatoria de los haces de luz constituya un crimen de lesa homofobia. La cuestión radica en que si hablar de ciencia, no ofende o no debería al menos ofender, a ningún colectivo ( por muy maltratad o perseguido que este lo haya sido) tampoco deberían, los custodios del pensamiento de lo políticamente correcto, sentirse zaheridos por que algún racio-morfo ( aunque éste sea pepero o ultra) afirme algo tan incontestable como que las parejas homo no pueden procrear de forma natural, al no existir compatibilidad biológica entre sus órganos sexuales y reproductivos.




Otra cosa distinta, es que para dichos colectivos, la diferencia reproductiva entre ambas parejas no debe conllevar un distinto tratamiento jurídico por considerar que la reproducción sólo es un fin esencial del matrimonio eclesial. Incluso podrían alegar, que de seguirse el cartesiano raciocinio del ínclito ministro de la moralidad conyugal, los matrimonios heterosexuales entre personas no fértiles tampoco deberían tener el mismo tratamiento jurídico que el de las parejas que tienen todas sus posibilidades reproductoras intactas.

También podrían incluso haber hilado más fino y traer a colación la diferencia aristotélica entre el ser en acto y ser en potencia, qué una cosa es que algo pueda llegar a ser y otra cosa bien distinta es que de hecho lo llegue a ser efectivamente. También podían haber sugerido que dicha distinción no está presente en muchos intelectos conservadores de este bendito país porque cada gobierno de turno se afana en en eliminar cualquier rastro o vestigio de las humanidades en los planes de estudio. El caso es que desde dichos colectivos , en vez de hacer uso de su naturaleza racional, se ha optado por el fácil recurso a la des-calificación burda y grosera. En vez de responder con inteligencia a la falta de argumentos, se ha optado por promover la lapidación pública del que osa discrepar, aunque sea burdamente, de lo que se considera una verdad muy laica pero al mismo tiempo muy dogmática: que con los intereses del colectivo del arco-iris no se juega.

Hay muchos temas sobre lo que sería deseable un debate respetuoso, abierto y tolerante. Sin embargo en España esto es imposible, Se ha pasado de un tribunal de la inquisición eclesiástico o a uno del denominado pensamiento de lo políticamente correcto. Si te pronuncias de manera abiertamente discrepante, te arriesgas a la lapidación pública o a cosas peores, ejemplos los vemos y los leemos todos los días .Esto no es mas que una nueva constatación de lo que algunos decimos todos los días: que en España no hay verdadera cultura democrática.


Aquí hay dos Españas que esperan la más mínima ocasión para "matarse" y no sólo dialécticamente. Es una lástima que los partidos políticos contribuyan, fomenten y hagan gala de este sectarismo español , tan propio de nuestra peculiar idiosincrasia.

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