Estatología y Estatolatría son dos conceptos acuñados por el pensador liberal de la Escuela austriaca Ludwig Von Mises en su magna obra " La acción humana". El pensador austriaco los acuña dentro del contexto de su acendrada crítica al pensamiento socialista. Para Mises el socialismo es sinónimo de planificación coactiva de la sociedad desde las agencias estatales.Tal planificación , a juicio de nuestro autor, es sencillamente imposible y acaba degenerando en lo que Mises conceptúa como culto desmedido al estado, a su poder cuasi-taumatúrgico para proveer condiciones de seguridad absoluta a todos los ciudadanos.
Esta Estatología, supone la transposición al campo de la política de la categoría teológica de la omnipotencia. Para los social-demócratas, el estado actúa como un " padre" capaz de procurar el bienestar absoluto a cada uno de sus hijos-ciudadanos. La generalización de la intervención estatal en todos las parcelas de la vida del ser humano es cada vez mayor. Sólo hay que fijarse en la proliferación de cada vez mayor número de agencias burocráticas encomendadas de prestar los más diversos servicios a la ciudadanía. Llegándose a los aberrantes extremos de exigir imposibles al estado, como garantizar la inexistencia de accidentes, delincuencia o quebrantos patrimoniales. España es un buen ejemplo de esta tendencia hacia la absolutización del papel del estado. Tradicionalmente se ha sostenido que el creciente poder estatal es una consecuencia de la reacción del capitalismo frente al auge inevitable del marxismo. Según esta tesis, el capitalismo habría accedido a mejorar la condiciones de vida del proletariado, a fin de evitar la revolución como consecuencia última de la lucha de clases. El intervencionismo estatal sería fruto del pacto anti-natural del canciller Bismarck y los Lasallianos alemanes en el siglo XIX , conjuntamente con el auge del laboralismo inglés posterior a la II guerra mundial y plasmado en la biblia del intervencionismo estatal ; el informe Beveridge. Esta es la tesis clásica que se estudia en la mayoría de las facultades de ciencia política y de la administración y que se puede encontrar en la literatura " científica " al uso ( véase Sotelo " El estado social" ).
Esta Estatología, supone la transposición al campo de la política de la categoría teológica de la omnipotencia. Para los social-demócratas, el estado actúa como un " padre" capaz de procurar el bienestar absoluto a cada uno de sus hijos-ciudadanos. La generalización de la intervención estatal en todos las parcelas de la vida del ser humano es cada vez mayor. Sólo hay que fijarse en la proliferación de cada vez mayor número de agencias burocráticas encomendadas de prestar los más diversos servicios a la ciudadanía. Llegándose a los aberrantes extremos de exigir imposibles al estado, como garantizar la inexistencia de accidentes, delincuencia o quebrantos patrimoniales. España es un buen ejemplo de esta tendencia hacia la absolutización del papel del estado. Tradicionalmente se ha sostenido que el creciente poder estatal es una consecuencia de la reacción del capitalismo frente al auge inevitable del marxismo. Según esta tesis, el capitalismo habría accedido a mejorar la condiciones de vida del proletariado, a fin de evitar la revolución como consecuencia última de la lucha de clases. El intervencionismo estatal sería fruto del pacto anti-natural del canciller Bismarck y los Lasallianos alemanes en el siglo XIX , conjuntamente con el auge del laboralismo inglés posterior a la II guerra mundial y plasmado en la biblia del intervencionismo estatal ; el informe Beveridge. Esta es la tesis clásica que se estudia en la mayoría de las facultades de ciencia política y de la administración y que se puede encontrar en la literatura " científica " al uso ( véase Sotelo " El estado social" ).
La realidad es diferente, en primer lugar de acuerdo a los postulados del marxismo clásico ,esto es una estupidez. El socialismo en cualquier caso se iba a realizar por las propias contradicciones del capitalismo El determinismo histórico de Marx excluía cualquier posibilidad de síntesis intermedia entre capitalismo y socialismo. En segundo lugar el estatismo, como creencia en la supremacia del estado como encarnación de una racionalidad de la vida social, es tan antiguo como la creación del estado moderno. Los teóricos del cameralismo del XVIII ya cultivaban estudios " científicos" sobre el la adecuada gestión del estado propio del despotismo ilustrado. Mucho antes que Stein o Webber , veían en el estado una forma de legitimación racional del poder y de instrumento al servicio de la eficiencia social.
Desde el momento en que nace el Estado, se concibe como un instrumento neutral al servicio del poder para alcanzar los fines que legítimamente se establezcan. En el liberalismo clásico , el del denostado Lasse-faire, el estado ya es un instrumento omnisciente al servicio de la consecución de ciertos fines. La diferencia entre el estado mínimo y la social-democrácia es cuantitativa pero no cualitativa. El liberalismo ingenuo que cree en el carácter axiológicamente neutro del estado y en su consideración del mismo como mero instrumento al servicio de la eficiencia en ciertos fines, es ya de por si estatólatra también.
Como muy bien pone de manifiesto Jasay el estado nunca es axiológicamente neutro, persigue fines propios como son las de la perpetuación del mismo poder al servicio de aquellos que lo detentan. Sean estas unas oligarquías u otras.Los otros " fines" aparentemente loables del estado son meros instrumentos al servicio del único fin del estado; la ampliación de su propio poder. Este proceso del poder hacia su extensión es perfectamente descrito por Jouvenel en su obra " sobre el poder" que destruye los tópicos del cienticismo social de los Bertrand Russell o Karl Popper , excesivamente benévolos con el Leviathan y crédulos en sus confianza ilimitada en la posibilidad de convertirlo en un instrumento al servicio del " Bien general".
Ni tan siquiera el benévolo Leviathan del estado social se salva de una consideración negativa. Hilaire Belloc en el estado servil, crítico tanto con el capitalismo ( al que considera condenado a extinguirse) como con el comunismo, considera que la vía intermedia , lo que él llama el estado servil, es en puridad igual de monstruoso. El estado servil de Belloc es lo que los constitucionalistas y politólogos glosan con admirables epítetos en sus catequesis estatólatras universitarias. Un estado al servicio de unas oligarquías funcionariales, sindicales y económicas que se ven tremendamente favorecidas por un capitalismo " domesticado" donde a cambio de unas migajas de pan para los "pobres", el verdadero banquete queda reservado para los usufructuarios del poder del Leviathan. El estado servil es un estado donde hay más desigualdad, donde no hay clase media, tributariamente aniquilada. Donde las clases más desfavorecidas continúan en el límite de la subsistencia, anestesiados por la demagogia inoculada desde los aledaños del poder y privada de cualquier incentivo o posibilidad de mejora. El estado servil es un estado más injusto , pues las oligarquías ganan por encima de sus merecimiento al favorecerse de regulaciones que impiden la libre competencia en muchos sectores. También es un estado menos virtuoso pues la caridad y la solidaridad dejan de ser atributo de la sociedad civil y pasan a manos del estado. Generando más insolidaridad y más aislamiento social.
Nadie ha descrito mejor la verdadera naturaleza del Estado que Thomas Hobbes quien privó de epítetos elogiosos al mismo y lo describió en sus justos términos como una maquina eficiente , al servicio del mantenimiento y extensión del poder.......
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