Hace unos días fallecía Rosalía Mera exitosa empresarial del ramo Textil. Junto a las lógicas condolencias y a las glosas elogiosas de su brillante trayectoria empresarial, esa que llevó a Zara a convertirse en una de las mayores multinacionales del mundo, aparecieron también críticas , desde diversos sectores de la izquierda, en relación al legado de la finada. Como ,muy acertadamente, definía Gonzalo Fernández de la Mora, una de las señas de identidad de la izquierda es lo que pensador español , llamaba la envidia igualitaria. Ese sentimiento que se apodera de los menos talentosos, de los menos capaces y generalmente también de los menos trabajadores, y que les lleva a la denigración de aquel que posee aquellos atributos, de los que ellos precisamente carecen.
De la envidia ya se habían ocupado filósofos ilustres como Max Scheler, Ibn Mazam, Murray Rothbard o el mismo Brian Crozier, que apuntó los vínculos necesarios entre toda forma de socialismo y dicho innoble sentimiento. Gonzalo Fernandez de la Mora, va más allá y lo vincula con la tesis de la explotación. Para él, la envidia es un sentimiento aparentemente denostado por todas las creencias religiosas ( véase el coram o el libro del éxodo o el del deuteronomio en la biblia judo-cristiana o el Dhammapada budista ). También las religiones "ateas" como el marxismo apelan a valores morales como la solidaridad o la exaltación de la vida frugaz y virtuosa, véase todas las reflexiones de autores de la llamada escuela crítica del marxismo como Marcuse o la obra de Walter Benjamin en relación a la crítica del egoísmo consumista o a la mercantilización del ser humano , por poner algunos ejemplos.
¿ Cómo es posible entonces, que una ideología , que se proclama humanista y por lo tanto profundamente ética, puede promover una actitud tan manifiestamente inmoral como es la envidia?- Precisamente porque en el marxismo la envidia no es un "vicio" sino una "virtud", de naturaleza política. Esto lo explica magníficamente Fernández de la Mora en su obra " la envidia igualitaria", donde se argumenta que no hay mejor argamasa para "unir al proletariado" que hacerle partícipe de un sentimiento común de "odio", al que se disfraza con ropajes pseudo-científicos, aunque en la praxis el político marxista apela no a la razón del proletario , con argumentos relativos a la tasa de ganancia, o la plusvalía que el empresario gana del capital variable. Se apela a algo mucho más primario, mucho más atávico : a la pura envidia hacia aquel que se ha desempeñado mejor que nosotros en una actividad de la vida.
Como comentaba anteriormente, algunos "izquierdistas" profesionales, en este caso sindicalistas verticales españoles, han realizado ambiguas declaraciones de condolencia en relación al óbito de Rosalía Mera. Algunos han querido ver una manifestación de mal gusto , bajeza moral o simplemente una grosera falta de educación. La realidad dista mucho de un análisis tan simplista. En el ADN del " agitador" profesional marxista clásico anida este sentimiento de la envidia igualitaria. Estos últimos exabruptos sindicales, no son más que meras "catequesis " políticas para movilizar la conciencia de clase. El argumento es bien simple y al mismo tiempo bien contundente. La señora Mera no ha llegado a ser un personaje de fama por su trabajo, su fortuna se ha amasado sobre la base de la explotación de la clase proletaria, ergo su fortuna es ilegítima en origen y ningún "buen hijo" de Marx puede entristecerse ante el óbito de una " explotadora"
La realidad de España , una vez más , no se aproxima en absoluto a los diganósticos sindicales. En España los principales "explotadores" de la clase trabajadora que veo , son a los sindicatos, que mantienen unos privilegios que pagamos todos vía impuestos. Unos sindicatos que negocian " tus condiciones de trabajo" aunque " tu no estés afiliado", ni te puedas descolgar de las mismas, con unos empresarios que no son los que te pagan a fin de mes . Que establecen unos costes sociales en connivencia con el gobierno, que hacen que " tu empresario" te pague , en muchas ocasiones, por debajo del valor descontado de tu productividad marginal.Que establecen unas categorías profesionales, de naturaleza neo-gremial, que favorecen a los más antiguos en beneficio de los más productivos. Esa es la verdadera " explotación" y no el "mito" marxiano de la plusvalía
.....pero ya se sabe desde que Platón lo contara en la República, que hay algunos que prefieren vivir encadenados viendo sólo sombras de realidad y no la realidad misma
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