miércoles, 3 de abril de 2013

IZQUIERDA Y DERECHA


Gonzalo Fernandez de la Mora vaticinó en el "ocaso de las ideologías" el fin de la política y su sustitución por la técnica. El mundo del siglo XXI sería un mundo hiper-tecnificado donde las querellas ideológicas dejarían paso a las soluciones eficientes de los problemas colectivos. La realidad es que , ya en pleno siglo XXI, las ideologías están más vivas que nunca. La crisis de la zona euro ( la que algunos ya denominan la crisis del final del capitalismo) ha puesto sobre el tapete la vigencia de ciertas ideologías que parecían ya abandonadas por caducas. El marxismo parece que resurge con fuerza entre las masas de desfavorecidos por los desmanes de la crisis financiera, el neo-liberalismo Tatcherista parece más vivo que nunca a tenor de los vituperios que se profieren contras las políticas "neo-con ", que se dice se aplican en la actualidad. La realidad es que la dicotomía izquierda y derecha, que saltó a la palestra de la teoría política de una forma contingente ( la ubicación física de los diputados en la asamblea nacional francesa de 1791), está más viva que nunca, APARENTEMENTE, como bien apunta Norberto Bobbio en su célebre ensayo sobre la cuestión.



Una vez constatada la presencia de los dos términos antitéticos en la praxis política, resulta de especial interés inquerir sobre la realidad sustancial de los mismos, es decir ¿ realmente la izquierda y la derecha apuntan en su significación a algo tangible y real?, ¿ O se trata más bien simplemente de conceptos vacíos, más propios de la retórica política ?....

Tradicionalmente se ha apuntado que la igualdad y la libertad constituyen dos polos enfrentados dialécticamente, de forma que la izquierda enfatiza más la igualdad en detrimento de la libertad, frente a la derecha que postula más la primacía de la libertad sobre la igualdad. En realidad con esta diferenciación se apunta a la dimensión normativa de la teoría política, al deber ser más que a la realidad de los hechos. Desde el punto de vista de la práctica política entendida como lucha por la consecución y conservación del poder, tanto las organizaciones políticas que se definen de izquierdas o de derechas buscan el mismo objetivo práctico: la conquista del poder. En los sistemas políticos abiertos, donde hay competencia entre los partidos políticos ( con vocación de gobierno) para la consecución del poder, la conquista del mismo se subordina a la consecución de amplios y mayoritarios respaldos populares a sus respectivas propuestas. De esta manera ninguna organización política que aspire a gobernar, sociedades complejas y muy plurales como las actuales, puede limitar su discurso a favorecer a sectores muy determinados del espectro social, de lo contrario no conseguirían sus objetivos políticos. Esto es una evidencia "cratológica".

La diferenciación, en el seno de sociedades complejas, radica no tanto en la consecución de objetivos si no en la manera de perseguir los mismos. En la actualidad, es más plausible, distinguir entre partidos estatistas ( los mayoritarios dada la vigencia del estado del bienestar) y partidos no estatistas. Dentro de estos últimos se puede establecer una ulterior distinción entre partidos abolicionistas del estado ( anarquismo no colectivista o individualista) y partidos limitadores del poder estatal.

Los estatistas creen que el Estado y por ende lo que ellos llaman " lo público" es más adecuado para la consecución de obejtivos redistribuidores de la riqueza, que ellos asumen como ya " dada". La economía funciona como un juego de suma cero, donde se trata de logar un reparto lo más equitativo posible de una riqueza necesariamente limitada, como limitados son los recursos necesarios para generarla. En el pensamiento estatista también anida una antropología pesimista de la naturaleza humana, heredada sin duda de las raíces judeo-cristianas de la civilización occidental. Por otra parte , en toda forma de estatismo, hay un recelo de la propiedad privada , que se considera ( en la línea del pensamiento roussoniano) el origen de las desigualdades entre los hombres. El mercado es entendido en términos competitivos y monopolísticos, nunca en términos cooperativos y de equilibrio dinámico. Por contra los anti-estatistas profesan una confianza ilimitada en las posibilidades creativas del ser humano, al que consideran capaz de aumentar exponencialmente la riqueza disponible. Recelan del estado, al que ven como "depredador", más que como re-asignador y entienden la propiedad privada como un límite a la tendencia del hombre a dominar a sus semejantes. El mercado es cooperativo y el único indicador efectivo de la existencia de la necesidades humanas. Entienden que el mercado puede ser disfuncional ( algo que no siempre se acierta a ver por parte de sus críticos) pero que sus disfuncionalidades son o pueden ser auto-corregidas sin la necesidad de ninguna intervención coactiva.

Entender en términos tradicionales la diferenciación entre izquierda y derecha , es hacer como los romanos con el dios Jano, tener una divinidad única con dos cabezas, o admitir una trinidad política del centro , la izquierda y la derecha. En definitiva hacer teología política , más que ciencia política. La realidad es que es el estado más que los fines, lo que marca las diferencias entre dos cosmovisiones del hombre y sus relaciones con sus semejantes.

Si circunscribimos la diferenciación política a la diferencia entre estatismo y no estatismo, seremos capaces de comprender mejor las controversias actuales en sus justos términos.

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